martes, 27 de julio de 2010

Life Style and Sport Activities


Acabo de regresar de Praga. He participado en un curso dentro del programa Comenius. Era el único, de toda la oferta formativa, que trataba específicamente temas sobre salud y actividad física. Se desarrollaba en una preciosa granja in the middle of nowhere, y su próximidad a la capital fue un aliciente más para decidirme a solicitar mi grant y poder así visitar la que decían era la ciudad más bonita de centroeuropa. Ahora que ya estoy en casa sin embargo lo que más recuerdo, no son los seminar, ni el landscape, ni tan siquiera el impresionante skiline de Praha sino el feeling que se produjo entre los participantes, y ahora amigos, venidos de Turquia, Grecia, Rumanía, Lituania y España.
Mehmet, Fatíh, Yannis, Mihai, Dan, Ionel, Daniel, Valy, Marcel, Mihaela, Sniegina, Carlos, Maricarmen, Mariajosé, Fernando, Lucía, Mariaje, Alicia, Rafa y el que escribe, hemos estado conviviendo y disfrutando 24 horas al día. El equipo de la organización, Petr y Dharma, los fisioterapeutas Thomas y Sharka, la profesora de Pilates Alena, la doctora Ina y el staff de la granja Teresa one, Teresa two, Marek, Aneta y nuestro chef Pavel, también forman parte ya de un sentimiento de satisfacción y agradecimiento personal que permanecerá en mi para siempre.
Yo no se muy bien que es eso que los políticos llaman construir Europa pero lo que sí puedo asegurar es que durante esta semana me he sentido más europeo, y curiosamente más valenciano, que nunca. Había pensado escribir sobre el proceso de la beca, el programa del curso, el viaje, las instalaciones, el certificado, etc. pero no me nace ahora... si algún lector tiene interés en estos datos puede escribirme un correo o dejar un comentario y le contestaré encantado, pero ahora me puede más el sentimiento que la información. I have new friends around Europe, and they have their second home in Valencia. I'm a lucky man, a european lucky man!

lunes, 12 de julio de 2010

Más allá de lo físico


Hoy he pasado el día en la playa. He ido a desplegar mi campamento con toda la intendencia pertinente (multiplicalo por n + 1 siendo n, el número de niños) junto a las instalaciones que están habilitadas para el disfrute playero de personas que necesitan silla de ruedas para desplazarse. Me han sorprendido, por desconocerlos, todos los detalles de que disponía el chiringuito: un camino de tablas de madera, que unos operarios andaban pintando de rojo y blanco, desde el paseo hasta las instalaciones; unos w.c portátiles; una mini biblioteca móvil y lo más llamativo, unas sillas de ruedas con flotadores con aspecto de fórmula uno. Pero aún más me ha sorprendido la cantidad de usuarios que disfrutaban de todo ello y no me refiero solamente a las personas discapacitadas sino también a las que supongo voluntarios y familiares, amén de algún trabajador, también supuesto. Lo de suponer es porque no me acerqué a corroborar mis suposiciones. Un nosequé me daba acercarme a curiosear, preguntar y aclarar mis dudas. Ya en casa me ha parecido una reacción absurda por mi parte sobre todo cuando he pensado que si se hubiera tratado de unas instalaciones para “público en general” ni siquiera me lo habría planteado y me hubiera acercado sin más. Es curioso como nosotros mismos nos ponemos trabas y fronteras ante situaciones que nos incomodan por noseque razones adheridas a nuestro yo social. Ahora cara al ordenador, lo que me viene a la cabeza es que las personas que se encontraban allí se comportaban precisamente de la manera con la que se suponía yo debería haberme comportado, con naturalidad.