martes, 24 de febrero de 2009

Estoy el 22

Eso me decía esta misma tarde mi amigo (y maestro de educación física según asegura el diploma que cuelga en su habitación) Jose cuando le he preguntado si ya había empezado a trabajar: “Aún no, aunque espero que antes de Pascua me llamen; estoy el 22.” Lo he encontrado algo triste, decaído seguramente por no haber empezado a currar ya, aunque por otra parte, estaba aprovechando el tiempo libre para prepararse a fondo la oposición de junio. Yo le he animado, de corazón, y espero que consiga trabajar pronto ya sea por bolsa o en prácticas -con la opo aprobada- porque pienso que puede convertirse en un buen maestro.

Recordando mis años de interino por las tres provincias de la comunidad me he dado cuenta que no han cambiado nada las cosas. Mientras en Cataluña o Baleares hacen falta docentes, aquí parece que sobran. Y digo parece porque me da la sensación que lo que sobra es mala gestión. Para empezar no creo que fuera un mal comienzo delimitar zonas de trabajo (tal como se hace ya en sanidad en nuestra misma comunidad) para evitar grandes desplazamientos, gastos de transporte y alojamiento, tiempo, etc. De este modo cada docente podría elegir varias zonas de trabajo (cabrían aquí algunas condiciones para asegurar las sustituciones en lugares poco demandados) y hacerse una idea de donde y cuando puede acabar trabajando y quitarse de encima esa sensación de incertidumbre tan nociva para la salud mental del que siempre está en un ay por si mañana se tiene que ir a la otra punta del mapa a ganarse las lentejas.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Instalaciones adecuadas ¿un sueño?

El pasar por más de una docena de colegios me ha hecho ver hasta que punto disponer de unas instalaciones y materiales adecuados repercute en la calidad del proceso educativo. Estoy seguro que cualquier maestro prefiere tener recursos materiales suficientes, variados y de calidad a no tenerlos. La discusión sobre la necesidad o no de los materiales es peregrina. Está claro también que disponer de ellos no asegura ni por casualidad que las sesiones que planteemos a nuestros alumnos vayan a desarrollarse perfectamente y que este hecho les hará aprender como por arte de magia, pero son un elemento a favor de considerable peso.

En la mayoría de centros de nueva construcción ¿se ha tenido en cuenta al área de educación física? Quiero decir que si al igual que se han preparado los espacios para un aula de idiomas, otra de desdoble o multiusos, un laboratorio, la biblioteca y aula de informática, me pregunto si también se ha pensado en un amplio almacén para el material de nuestra área, unos vestuarios o aseos adecuados y de fácil acceso, un gimnasio, una pista multiusos, etc. Por mi experiencia “inaugurando” escuelas, creo que sí; aunque todo es mejorable, sobre todo si al arquitecto o proyectista se le ocurriera preguntarnos a los maestros que la vamos a utilizar.



Sin embargo en los centros más antiguos la cosa se complica. Si ya de por si nacieron con limitaciones, la situación actual (y caben aquí los barracones prefabricados, la excesiva ratio, la re-organización interna de los espacios, el deterioro de las instalaciones, la escasa dotación, la falta de presupuesto para nuevas compras, etc.) hace que maestros y alumnos/as tengamos que armarnos de paciencia para poder disfrutar de nuestras clases: se hace difícil educar en la higiene cuando el propio aseo es el almacén; promover el cuidado de los materiales cuando están continuamente a la vista -y al tacto- de quién pase por allí; concienciar del respeto mutuo cuando en dos palmos de terreno conviven demasiados alumnos; etc. ¡Ah! ¿y si llueve? Lo del gimnasio o pabellón cubierto es ya una utopía; los más nos conformaríamos con un amplio hall con techo de uralita. Quedarse en clase trabajando de manera menos “motórica” mediante fichas, libros, juegos de interior e incluso utilizando el aula de informática o la biblioteca puede ser un recurso estupendo pero, no nos engañemos, no de manera recurrente.

Como me considero capaz de quejarme y proponer soluciones al mismo tiempo ahí van unas cuantas: re-dotar a los centros de nuevos materiales (¡al menos cada diez años!); reservar una partida presupuestaria del centro para nuestra área (teniendo en cuenta que los materiales son caros y necesitamos un buen número); solicitar al ayuntamiento que suele ser quien gestiona las instalaciones, mejoras en las mismas (desde repintar las líneas de la pista hasta construir algún espacio como almacén); recoger materiales que puedan venir a través de promociones de editoriales (recursos audiovisuales, cuadernos de trabajo, etc.); participar en promociones de instituciones (solicitando material para temas transversales: educación vial, para la salud, etc.); inscribirnos en actos deportivos o campañas de organizaciones que nos puedan facilitar nuevos recursos; utilizar cualquier dotación municipal que tengamos a mano (polideportivo, carril bici, senderos, etc.). En fin, imaginación al poder y ya sabéis: el que no llora...

domingo, 15 de febrero de 2009

Familia y cole


Cuando ví que eran las diez y tan solo acudimos diez personas debí suponer que la cosa no iba a desarrollarse como esperaba. Eran las diez de la noche de un viernes pero por lo que oí más tarde de boca de las veteranas esa no era razón para la escasa asistencia; anteriores convocatorias a otras horas tampoco habían tenido mucho éxito. Al poco de comenzar la reunión (a la que reconozco asistí sin saber muy bien de que se iba a tratar) la junta directiva anunció que su período de “mandato” había concluido y que era necesario formar una nueva en ese mismo momento. Pues bien, tras unos minutos de preguntas y respuestas, sugerencias y explicaciones, deseos y realidades conseguimos que la AMPA del cole tuviera nueva junta de la que este que escribe es el nuevo secretario: trabajo a horas intempestivas, sin remuneración, con escaso reconocimiento social y expuesto a críticas cada dos por tres.

Curioso que el 95% de las incorporaciones (y alguna más que afortunadamente se fueron sumando días después) somos familias de niños que cursan infantil 3 años y que prácticamente acabamos de aterrizar en el cole. Hemos formado un grupo con ganas de trabajar y creo que hemos empezado con buen pie: acabo de crear el blog de la asociación, su lista de correo y un logo; otra mamá (¡soy el único hombre!) emprendedora ya ha comenzado a montar una pequeña revista informativa; tres más, han formado una comisión de fiestas... Algo se mueve en el cole del pueblo, y va a dar mucho que hablar.

viernes, 6 de febrero de 2009

Cine, deporte y niños


Desde que tengo uso de razón soy un enamorado del cine. La películas sobre deporte han sido una de mis debilidades: desde Carros de Fuego hasta Titanes pasando por Rocky. De entre todas ellas me merecen atención especial las dedicadas al deporte infantil; siempre he pensado que sería buena idea ver alguna peli con mis alumnos de educación física. Pero la verdad es que no conozco demasiadas películas sobre deporte infantil y, como creo que sería un buen recurso contar con una breve colección, os pediría que añadiérais alguna más si os apeece hacer algún comentario. Gracias mil.

Somos los mejores (1992) con Emilio Estevez que hace de exjugador que entrena a Los Patos, un equipo infantil de hockey.

Hardball (2001) con Kenau Reeves que también hace de entrenador. Tiene toques más dramáticos.

Carlitos y el campo de los sueños (2008) película española que no he visto todavía.

Quiero ser como Beckham (2002) chicas adolescentes y fútbol con un toque social. Interesante.

Karate Kid (1984) un clásico imprescindible.

A algunos les pueden parecer películas mediocres o excesivamente facilonas: con los malos muy malos y los buenos, mejores; con aquello de la superación personal y el esfuerzo; con el maestro o entrenador genial a pesar de sus cosillas; etc. Vale, vale, pero ¿a que son chulas de ver? ;-)